martes, 30 de noviembre de 2010

Solos en un país ciego y sordo

 
 

Enviado por jaime a través de Google Reader:

 
 

vía La ciencia de tu vida de masabadell el 28/11/10

Imagine dos chavales de 14 años, llamémosles Juan y Pablo. Son dos amigos de Alcalá de Henares que les encanta construir robots. En el garaje del padre de Juan estudian, investigan, diseñan y montan sus circuitos, todo con el poco dinero de que disponen. En casa no hay para muchas alegrías, pues ninguno de los dos ha nacido en un hogar donde sobre el dinero. Ya se sabe: con perricas, chifletes; la escasez hace que se dispare el ingenio. Si alguien quiere ver los robots de estos mini-ingenieros se llevará una desilusión, pues no tienen nada que mostrarles salvo el robot que en ese momento estén construyendo. Cuando lo terminen y comprueben que les funciona lo desmontarán: deben reutilizar las piezas para su siguiente proyecto.

La economía familiar no da para tener internet en casa, así que si necesitan buscar información deben recurrir a la biblioteca pública. Allí están hasta que cierra, apurando al máximo el tiempo disponible. A la madre de Pablo no le hace mucha gracia porque en invierno tiene que volver de noche, solo, y en su camino debe cruzar un parque. A ellos les da igual: la robótica es su pasión y, como todos los adolescentes, dedican su tiempo libre a lo que les apasiona. Son autodidactas, no tienen quien les enseñe y guíe como sucede con otros grupos de chavales que, por todo el país, comparten su afición.

A pesar de todos estos obstáculos, Juan y Pablo han sido vencedores en la última RoboCup Junior que se ha celebrado en España. Ellos solos, con su imaginación y unos pocos euros en el bolsillo, han batido a grupos ya establecidos en una prueba donde el robot tenía que localizar "víctimas" en un escenario tridimensional que simulaba una catástrofe. Como siempre, el robot ganador ha sido desmantelado: hay que empezar un nuevo proyecto. ¿Su coste? Para ellos una fortuna: 100 euros. No quieren dinero, solo que alguien les compre las piezas. Y no lo encuentran.

En su mismo país nosotros, los adultos, elevamos a los altares de la fama a una ordinaria incapaz de recitar el abecedario sin equivocarse, mientras las televisiones regalan sus 10 minutos de gloria a una palurda de 20 años que no sabe que España tiene ríos y montañas. Después se nos llenará la boca con que hay que invertir en investigación. Juan y Pablo solo tienen un problema: se han equivocado de país al nacer.

(Publicado en Muy Interesante)



 
 

Cosas que puedes hacer desde aquí:

 
 

No hay comentarios: