Enviado por jaime a través de Google Reader:
vía Fotografía Microsiervos de no-reply@microsiervos.com (Nacho) el 6/04/10
Una de las formas de medir la luz que más utilizo en espacios abiertos es la de tomar los valores de la exposición en el cielo y no apuntando la cámara a ninguna parte concreta de la escena.
Es decir, giro la cámara dirigiendo el objetivo hacia el cielo -pero no hacia el sol- ajusto en modo manual (o el que se quiera) hasta que el exposímetro indica que la exposición es correcta -o ligeramente sobreexpuesta según el gusto y las técnicas de procesado de cada uno- y manteniendo la exposición vuelvo a dirigir la cámara a la escena ignorando las siguientes indicaciones del exposímetro.
Este método tiene para mí dos grandes ventajas: no hay que preocuparse de dónde medir la luz en cada escena y mientras que la luz no cambie radicalmente no hay casi que preocuparse de la exposición, aunque conviene no perder de vista el histograma y activar el aviso de luces altas.
Además, aparte de que no recuerdo ninguna ocasión en la que este método me haya fallado se logran imágenes muy uniformes en cuanto a luz y colores.
Este método lo explica perfectamente Bryan Peterson en su libro Los Secretos de la Exposición Fotográfica, uno de los mejores, más útiles y más accesibles que he leído sobre este tema –la palabra "histograma" ni aparece-, y es válido para casi todo tipo de situaciones, incluyendo el atardecer, el amanecer y cuando hay reflejos marcados en el agua o en el mar.
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